sábado, 22 de agosto de 2009

Día 5. Abu Simbel

Bueno nos acostamos el día anterior un poco tarde, entre la visita al mercado de Aswan y cerrar maletas. A la mañana siguiente nos levantamos, desayunamos, dejamos la habitación y las maletas en recepción, y nos vamos a dar nuestro paseo en faluca.

La verdad es que este paseo lo disfruté más, porque no había ruido de motor, y porque como ya había grabado bastante vídeo el día anterior, pude disfrutarlo más. El paseo fue más corto que el día anterior, solo hasta la isla Elefantina, para rodearla y volver. Nuestro guía nos iba explicando la historia del mausoleo de Aga Khan, de la montaña donde se enterraban los nobles nubios de la isla Elefantina, etc, y fue una parte de la mañana bastante tranquilita.

Luego nos fuimos a comprobar que eran nuestras las maletas que estaban en nuestro autocar, (nosotros no movimos ni una maleta, las dejamos en la puerta de la habitación, y ya no las cogimos hasta sacarlas del autocar) y para adentro, que nos vamos hacia el aeropuerto. De camino pasamos por la vieja presa de Aswan, y luego por la Gran Presa, la que hicieron en los 60-70, que está vigilada por el ejército. Bajamos a hacer algunas fotos y ya está.

Hicimos el trayecto de Aswan-Abu Simbel en avión, desde el que pudimos tener la primera panorámica de los templos de Ramsés II y Nefertari, su esposa favorita.

Cuando llegamos al aeropuerto, solo tocamos las maletas para bajarlas de la cinta, luego las dejamos en un rincón todas juntas, y nos las llevarían al camarote del siguiente barco, el Nubian Sea.

Nosotros fuimos en autobús, nuestras maletas viajaron en lancha hasta el barco, más que nada porque tuvimos que bajar una escalera que es imposible que nadie la baje cargado de maletas, es un suicidio, te caes fijo.

Directos a comer en el barco, que por cierto nos sorprende para bien, nos traslada a otra época, la decoración me recuerda un poco al Art Noveau, muy clásico pero muy bonito. Mientras estamos en el comedor se reparten las habitaciones, después de comer vamos a nuestra habitación, el baño es más grande y la habitación un poco más pequeña que el otro barco, pero es perfecta, nos encanta. Mientras intentamos descansar un poco, llegan las maletas, así que hay que ir al hall a ponerle la etiqueta de nuestra habitación y que nos las lleven, cosa que hacen inmediatamente. Con lo canijillo que estaba el botones, es capaz de subirse las escaleras y pasar el pasillo con los dos peazo de maletas él solo, yo sufría, pero pudo perfectamente.
Después de descansar un pelín, a ver Abu Simbel en todo su esplendor, y luego nos quedamos a ver el espectáculo de luz y sonido. La verdad es que es impresionante, te sobrecoge, si se viene a Egipto hay que venir a Abu Simbel, aunque sea en la excursión de un día, pero hay que hacerlo. La fachada es enorme, falta cámara, falta vista, falta corazón, entras y todo es igual de imponente, realmente es un templo que te mete un chute de energía que no te lo crees. Luego vamos al templo de Nefertari, dedicado a la diosa Hator, diosa del amor, la música y la belleza. Debía ser realmente bella por dentro y por fuera la reina Nefertari, para ser la única en toda la historia que se mereció un templo dedicado por su marido a ella sola, alzándola al estatus de Diosa, gracias a su equiparación con la diosa Hator, ese honor solo estaba reservado a los faraones, que eran los dioses en la tierra.

Es bastante más pequeño, pero tiene un encanto especial, por decirlo de alguna manera es más femenino, más delicado, también está muy bien conservado, hasta las pinturas de las paredes, no sé, me siento súper bien dentro del templo de Nefertari, se nota que está dedicado a una gran mujer.


El espectáculo de luz y sonido es precioso, está muy bien hecho, muy bonito, la lástima es que al intentar grabarlo (previo pago de 5 euros) no puedo ver nada, y finalmente solo grabo algunas imágenes de cuando están muy bien iluminados, que es lo único que la cámara consigue enfocar, menos mal que Juan consigue hacer fotos guapas, así que llega un momento en que dejo de grabar y me dedico a disfrutarlo, al menos se me quedará en la retina.

Luego a cenar y a disfrutar de la noche de estrellas desde la cubierta, que vaya cielo que hay aquí.

Mañana tenemos día tranquilo por fin, a las 07:30 parada de media hora delante del templo para captar las últimas imágenes, mañana de navegación, a las 11:30 parada de 15 minutos para ver desde el barco Kasr Ibrim, antiguo castillo convertido más tarde en iglesia, y finalmente abandonado, y luego a la tarde visita a Amada.

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